29 de abril de 2015

LA ADVERSIDAD COMO MOTOR


“No existe ningún problema que no te aporte simultáneamente un don”.

Richard Bach

¿Creés realmente que la vida simple y tranquila es enriquecedora?

Si observamos desde una perspectiva diferente las situaciones provocadoras de la vida y las afrontamos con valentía, con serenidad y con la certeza de que encierran un beneficio para nosotros; nuestra actitud ante la vida cambiará.

Creceremos y seremos más fuertes.

Si vemos las tormentas como oportunidades para fortalecernos y crecer en aprendizaje, seguramente las asumiremos de una forma mucho menos estresante y desaparecerán cuando menos lo esperemos.

La noche es tan necesaria como el día y los días de tristeza son tan esenciales como los días de felicidad.

A esto se le llama entendimiento.

Entendiendo este secreto descubrirás cuán grande es la belleza de la vida.

Cuánta riqueza te rodea en todo momento, dejando de sentirte miserable porque las cosas no van de acuerdo con tus

deseos.

Muchas personas en lugar de hacerse fuertes con los desafíos, cargan la vida entera el peso de cosas que fueron importantes en su pasado y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus mentes, espacio que es indispensable para recrear la vida.

Un antiguo proverbio Chino dice: Para que tú puedas beber vino en una copa que se encuentra llena de té, es necesario primero tirar el té y entonces podrás servir y beber el vino.

Exigíte a vos mismo crecer, superarte. No te quejes con tu Dios diciéndole que tenés un gran problema, decile, en cambio a tu problema que tenés un gran Dios, y esa energía inteligente se ocupará de todo.

Los problemas son como tormentas que han destruido tu guarida y te están obligando a elevar el vuelo. Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importa los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir basta, para oír el llamado que tenemos de buscar la manera de salir adelante.

Ya no sos lo que fuiste y siempre tenés la posibilidad de cambiar esos viejos patrones de conducta que te alejan de lo mejor que hay en vos.

Entonces no identificándote de ninguna manera con el pasado o el futuro, y no permitiendo más estos juegos mentales que te paralizan ante las adversidades, tendrás una herramienta para detener cualquier tipo de dolor y sufrimiento.

Las circunstancias no son tan importantes. Lo realmente importante es nuestra actitud ante esas pruebas que la vida nos puso.

Te preguntaste ¿para qué apareció esa situación? ¿O seguís en la queja, en la depresión que te hunde cada día más?

Acepta lo que ES, lo que FUE, y lo que podrías SER.

Perdona todo, a todos, a vos mismo inclusive.

Se vigilante y permanecé alerta!

Date cuenta de que la Gracia Divina de Dios

está siempre ahí para ayudarnos. ¡La Gracia es

como el sol que brilla siempre y que sólo parece

extinguirse cuando las nubes oscuras de nuestra

ignorancia la oculta de nuestra vista!






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