19 de agosto de 2014

LA DEPRESIÓN: ¿UN REINICIO ESPIRITUAL?




En retrospectiva me doy cuenta de que hubo gran inteligencia en mis más de veinte años de depresión.

En realidad era la gracia inherente a la vida la que me estaba haciendo caer de rodillas. (¡A veces, la vida te pone de rodillas para que por fin estés presente para tus propias rodillas!). Ahí había sanación, justo en el corazón de mi pérdida de interés para ir al trabajo o ver a mis amigos, en mi abandono de toda esperanza para mi futuro, en mi completa desilusión sobre cualquier significado que fuera externo o de segunda mano, en mis náuseas hacia todo lo que fuera 'espiritual'. Incluso mi falta de interés para levantarme de la cama guardaba verdaderas maravillas.

A través de una depresión suicida, la vida me estaba despojando de todas mis ilusiones, de todas las distracciones, de todo aquello que no era real, forzándome a mantenerme muy, muy cerca de mí mismo, haciéndome recordar aquello que queda después de que todo lo externo ha sido retirado. La depresión me obligó a recordar mi propia presencia, esencial y libre, un milagro estallando con vida. Mi propia presencia, ¡sí! - tan simple, y sin embargo tan pasada por alto, siempre había estado aquí, más cerca que la respiración, ¡más indudable que la duda! Mi propia y simple presencia - la presencia de la vida misma - era el regalo, la Fuente, lo que siempre había anhelado. Toda la búsqueda se había revertido, ya que un 'yo' jamás puede encontrar lo que busca mientras lo sigue buscando. El falso 'yo' necesitaba fracasar en su búsqueda de la presencia para ser revelado como el suelo y la esencia de todas las cosas. La ola no puede encontrar el océano - sólo puede ser el océano.

YO ESTOY AQUÍ.
YO EXISTO.
YO SOY.
AHORA.
Y este es el más grande de los milagros.

A veces es desde ahí donde tenemos que empezar, en el comienzo mismo. Tenemos que volver al origen de la vida, al lugar que está antes de incluso el 'Yo Soy'. La depresión fue el más grande fracaso del 'yo', y su rendición final. Fue un reinicio espiritual, un despertar, ciertamente.

Mi anhelo por morir había sido, en secreto, mi anhelo por vivir, por romper mi frágil corazón para que entrara un universo sagrado... para poder contactarme con mi propio poder.

Estoy consciente de que éste no es un punto de vista muy común ni popular acerca de la depresión: que contiene inteligencia y una medicina muy poderosa, tan necesaria en nuestro cansado mundo. Así que vamos a iniciar una nueva conversación. Honrando el modelo médico de la depresión, pero llegando hasta lo más profundo. Jamás alejándonos de los susurros que nos ofrece la vida.

- Jeff Foster




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