29 de junio de 2014

¿Cómo hablarle a los niños sobre la muerte?



Como padres tenemos la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos una gran cantidad de conceptos, valores, principios, actitudes, etc. con el fin de prepararlos para que vivan su vida de la mejor manera. Sin embargo, los temas relacionados a la experiencia de la muerte, pueden sernos bastante complicados para explicarlo a nuestros niños. Una vez que nos preguntan por este tema, o que sucede un evento de muerte que los involucra de alguna manera, surgen en ellos numerosas preguntas y/o reacciones que a veces no sabemos cómo manejar.

La muerte es un tema inevitable con el que los niños, tarde o temprano, van a enfrentar. Es un suceso difícil de explicar y difícil de manejar para los niños.

Ante la muerte, la familia, en especial los padres, o los adultos que permanecen alrededor del niño, muchas veces no saben como actuar, si proteger a los niños del dolor, si permitirles enfrentarlo, si hablarles de la situación o evitar dentro de lo posible tocar el tema. Erróneamente los adultos tendemos a querer “proteger” a los niños del dolor y evitamos que enfrenten adecuadamente situaciones de pérdidas y muerte. Se intenta alejarlos, que no vean llanto, que no se enteren del sufrimiento. Los adultos

lloran a escondidas, no hablan con el niño sobre lo sucedido, muchos incluso creen que es un tema que no debe hablarse con ellos porque no lo entienden. Otras veces, pretendemos encontrar sustitutos al objeto perdido, creyendo que ayudarán a eliminar el dolor. Ejemplo de esto es cuando traemos una nueva mascota inmediatamente después que muere la que el niño tenía.
La manera en que un niño puede entender la muerte, depende de diversos factores: la edad del niño en el momento de la pérdida, el significado para el niño de la persona que fallece y su relación con ésta, las características de la pérdida (si sucedió de forma inesperada, o venía ya anunciándose), la manera en que quienes lo rodean enfrentan el evento, etc.

El concepto de muerte en los niños según su edad:

La edad es definitivamente el factor más importante y la que va a determinar la comprensión que el niño o niña tenga del concepto de muerte.

Niños menores a los 3 años:

Lo que saben de la muerte: Tienen muy poca comprensión acerca de ella, tienden a equiparar la muerte con la inmovilidad.

¿Qué decirles?: Darles explicaciones simples y concretas, con pocas palabras. Que sus respuestas tengan que ver con el propio mundo del niño. Utilice analogías con elementos que el conozca de la naturaleza. Es útil por ejemplo, referirse a sucesos de muerte de animales, insectos, etc. Siempre reasegúreles que ellos están cuidados y protegidos. Tranquilícelo con muestras de cariño físico. Utilice los conceptos que estén al nivel del niño. Apóyese de libros, existe literatura para niños que toca este tema. Los dibujos pueden ayudar mucho también, y le permiten al niño expresar sus emociones y temores.

Niños de 3 a 5 años:

Lo que saben de la muerte: Pueden sentirse culpables o causantes de la muerte (por sus malas conductas, indisciplina, etc.). No manejan aún el concepto de finalidad y suelen creer que la muerte es reversible. El “para siempre” de la muerte o el “nunca más” no lo entienden (las fábulas, videojuegos, demuestran la muerte como reversible).

¿Qué decirles?:

Es necesario corregir las fantasías o pensamientos erróneos. Ser honestos con explicaciones simples y vocabulario real. (Ej. No podremos verlo más pero sí recordarle y seguir teniéndolo en nuestros corazones y pensamientos, en nuestras fotos, etc.). Ayúdele a tomar conciencia sobre sus reacciones y sentimientos, y a ponerles nombre. Refuércele mucho que no es culpable y que la muerte no es una forma de castigo. Acepte sus malestares y cambios de humor, pero ayúdele a retomar el control. Mantenga los límites y las rutinas. Permita que el niño elija sobre su participación en los actos fúnebres. No significa llegar al extremo de ver a la persona fallecida dentro del féretro, pero si observar el proceso de la ceremonia de despedida, el entierro, etc. Sobretodo, el niño en estos rituales, puede percibir el sufrimiento de las otras personas y como ellas lo expresan, y así sentirse más seguro de poder expresar sus propios sentimientos también. Espere que pregunte una y otra vez sobre lo mismo. Apóyese con cuentos, el juego, dibujos, etc.

Niños 6 a 9 años:

Lo que saben de la muerte: Pueden personificar la muerte como si tuviera existencia propia. Lo asocian a veces con fantasmas, seres invisibles, cadáveres. Hay más curiosidad por saber qué ocurre después de la muerte (Ej. Desenterrar una mascota). Se interesan por los detalles.

¿Qué decirles?:

Información clara con los detalles necesarios. Reconózcale que usted no tiene todas las respuestas. Pregúntele qué piensa y siente, anímele a expresar sus pensamientos. Prepárele sobre posibles cambios futuros.

Niños 9 a 12 años:

Lo que saben de la muerte: Ya lo comprenden de manera más madura. Ya tienen
un mayor sentido de responsabilidad del cuidado de los demás, de la salud, etc.

¿Qué decirles?:

Apoye y motive la expresión de los sentimientos. Invítele a que pregunte sobre lo que no comprende. Comparta diálogo con ellos acerca de nuevos cambios.

Existen conceptos clave que el niño debe llegar a asimilar para poder llegar a comprender la muerte como lo hacemos los adultos:
• La no-funcionalidad: el cuerpo muere y deja de funcionar.
• Es permanente: para siempre.
• Es inevitable.
• Es irreversible: uno no puede devolverse a la vida.
• Es universal: cualquier ser vivo llegará a atravesarla, nadie escapa de morir.

El duelo

El proceso de duelo, cuando se da una muerte, se desarrolla generalmente en etapas:
• Período de shock: se caracteriza por la dificultad de aceptar y comprender la realidad.
• Negación: es la dificultad de aceptar lo que se está viviendo, muchas veces se continúa actuando como si la persona aún viviera, en esta etapa se siente que los que estamos viviendo es “un sueño, una pesadilla”.
• Enojo: se presenta cuando se realiza que la pérdida es real, en esta etapa florecen los sentimientos de culpa y tendemos a buscar culpables de lo sucedido o por no haber hecho lo suficiente.
• Aceptación: se produce cuando se ha entendido y aceptado lo sucedido y la persona empieza a vivir con los cambios que se generan a raíz de la pérdida.

Maneras de expresar el duelo en los niños:
Generalmente, las manifestaciones de los niños ante los eventos de muertes, son cambiantes y de corta duración. Pueden reaccionar con dolor, con cólera, negarlo, aceptarlo, mostrarse indiferente, con ansiedad, presentar sentimientos de culpa, o muchas veces con silencio. Para ayudar a los niños, debemos brindarles oportunidades para que logren reconocer sus sentimientos y puedan manifestar lo que están sintiendo, en vez de encubrir la situación y evitar tocar el tema.

Diferentes investigaciones han comprobado que ante una pérdida los niños se hacen las siguientes preguntas: ¿Provoqué yo esta situación?, ¿Quién más va a morir?, ¿Qué pasaría si algo le ocurre a mi mamá(o familiar cercano)?, refiriéndose a los que quedan con él. Es por estas razones, que después de vivir esta experiencia de cerca, debemos asegurarle al niño que él no corre peligro, que usted está a su lado para ayudarle y darle apoyo y que él no es culpable.

Ante la muerte de un ser querido se nos presenta un reto, conducir al niño a través de su dolor y a la vez el manejo propio del duelo. La comunicación abierta es esencial, usted como persona también debe buscar sus propios espacios para expresar lo que siente.

• Mantenga una comunicación abierta.
• Hable sin temor de la muerte. No evite hablar del tema.
• Exprésele a su hijo lo que usted siente también.
• Asigne un tiempo diario para compartir con el niño.

Permita que el niño asista al funeral si así lo quiere. Explíquele de manera previa el panorama que encontrará, para que sepa qué esperar. Es bueno que asista, pues la ceremonia le puede ayudar a aclarar su concepto de la muerte y a verlo como un suceso real, que genera dolor en muchas personas. Si se trata de la muerte de una mascota, realicen un entierro dentro de lo posible.

• Responda a sus preguntas con la verdad y con la información acorde a las edades.
• Informe en la escuela lo que está sucediendo.
• Trate de mantenerle sus rutinas.
• Ayúdele a expresarse y ponerle nombre a sus emociones.
• Bríndele ejemplos sobre el concepto de muerte (utilizar ilustraciones sobre animales).
• Identifíquese con su dolor y valide sus sentimientos y explíquele que es normal que se sienta así.
• Brinde espacio para hablar de la persona fallecida.
• Sea paciente porque puede repreguntar una y otra vez sobre lo mismo como si no hubiera escuchado las respuestas que ya se le habían dado.

Coméntele que es muy difícil lo que se está pasando, pero que juntos van a superarlo. Es bueno que el niño sepa que el dolor por una muerte se irá aliviando, pero no desaparecerá. Muchas veces vendrán los recuerdos, habrá períodos de tristeza, de recaídas, pero a su vez los recuerdos felices que le permitirán honrar a la persona que falleció.
Pueden recurrir a rituales que le brinden tranquilidad y honren la memoria del fallecido, por ejemplo: sembrar un árbol en su memoria, tener un rincón con sus fotos, escribirle una carta, dejar ir globos, burbujas, tirar al mar un mensaje en una botella, etc.

Preguntas difíciles que hacen los niños:

¿Qué es morirse?
El cuerpo deja de funcionar, de respirar, de comer, de pensar, sentir. No es dormirse es dejar de vivir. El cuerpo ya no puede hacer nada de lo que hacía antes ni sentirá nada.

¿Mamá/papá, tú también te vas a morir?
Exprésele que usted está haciendo lo posible para vivir saludablemente, que espera vivir por mucho tiempo. No es bueno decir “cuando me haga viejito”, ya que esto no es siempre cierto.

¿Cuándo me moriré yo?
Cuando se acabe la vida. Eso no lo podemos saber, así que no te preocupes por ello.

¿Por qué nos morimos?
Es bueno que se diga que es una pregunta que también nos hemos hecho, que es algo que no controlamos. Se le debe reafirmar que esté tranquilo porque no corre peligro y no debe preocuparse por ello. (Dios y papá/mamá/ y seres queridos están cuidándole siempre).

¿Qué se hacen los muertos?
Evite expresiones como “la persona se fue lejos, se quedó dormido, anda de viaje, Dios se lo llevó”. Estos comentarios pueden generar muchas confusiones. “De los muertos nos quedan los recuerdos, las fotos, su presencia en nuestros corazones, en la memoria.” El mensaje de esperanza debe incluirse también y hacerles saber sobre el plan de Dios de una vida eterna que nos espera más allá de la muerte.

Es de vital importancia, también entender, que el que los niños no hagan preguntas, no quiere decir que estén del todo bien o que no las tengan. A veces no lo hacen para no generarnos preocupación o angustiarnos. Lo malo de ello, es que ese silencio puede traer consecuencias negativas a corto o largo plazo: depresión, síntomas físicos, conductas inesperadas, etc. Es preferible, que la verdad les duela a que el silencio o la mentira los enferme.

Por último, es necesario recalcar, la gran importancia de transmitir a los niños, un mensaje más positivo y esperanzador sobre la muerte. La connotación lúgubre o de temor que frecuentemente se le da a la muerte dificulta que los niños puedan comprenderla y asimilarla como una parte de la vida que nos toca atravesar, pero que no debe atemorizarnos ni desconcentrarnos de la vida que tenemos por disfrutar.

Debemos enfatizar siempre el mensaje de esperanza de esa vida nueva y eterna que nos espera dentro del plan perfecto que Dios tiene para cada uno de nosotros.

- Fuente: saborysalud.com




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