28 de marzo de 2014

OPINIÓN: Por qué la ubicación final del vuelo 370 es la mejor pista?




Nota del editor: Robert Goyer es editor en jefe de la revista Flying y piloto comercial calificado.

(CNN) — El vuelo 370 de Malaysia Airlines tal vez pase a la historia como uno de los misterios más increíbles en la aviación. La cruel realidad es que aunque tengamos una cantidad considerable de información, seguimos sabiendo muy poco.

El primer ministro de Malasia, Najib Razik, informó a los familiares de las víctimas que el avión se había estrellado en el extremo sur del Océano Índico y que se presume que las 239 personas que iban a bordo están muertas.

Esta conclusión trágica pero no inesperada se basó en el análisis de los datos que llevó a cabo la empresa de satélites Inmarsat y que, según el gobierno malasio, rastreó al vuelo 370 hasta que la señal cesó muy cerca del sitio en el que se buscan los restos del avión.

La ubicación dice mucho sobre lo que pudo haber ocurrido con el malogrado vuelo aunque no nos da un solo detalle acerca de la razón por la que se estrelló.

La presunta ubicación de los restos indica que es casi imposible que ciertos escenarios se desarrollaran como insisten muchos observadores.

Lo primero que hay que entender es que la altitud lo es todo. Un avión impulsado por turboventiladores, como el Boeing 777-200ER, depende de la altitud para aprovechar al máximo sus capacidades de alcance ultralargo. En

su altitud de crucero normal de entre 35,000 y 40,000 pies (10,500 y 12,000 metros), el 777 puede volar distancias muy largas: más de 17,600 kilómetros. Pero pocas veces vuela rutas largas. De acuerdo con las proyecciones de los investigadores, el avión habría tenido una autonomía de unas siete horas a una velocidad de crucero normal de unos 960 kilómetros por hora en su viaje de Kuala Lumpur a Beijing, lo justo para haber volado durante 40 minutos rumbo al norte como se sospecha, hacia el oeste por casi el mismo tiempo y luego hacia el sur por varias horas.

A baja altitud, los turboventiladores como los de los motores Rolls Royce del avión de Malaysia Airlines queman una cantidad de combustible considerablemente mayor que a altitudes de crucero típicas: casi el doble, dependiendo de la altitud con la que se compare.

El incremento en el consumo de combustible reducirá considerablemente el rango, por lo que sería imposible que el vuelo 370 hubiera llegado al sur del océano Índico volando a baja altitud. Tendría que haber volado a una altitud óptima muy superior para lograrlo.

Los pilotos pueden reducir la potencia para reducir el flujo de combustible, desde luego, pero eso también reduce la velocidad, lo que a su vez reduce el alcance.

No se puede ganar cuando se trata de volar un avión con turboventiladores: si quieres volar lejos, tienes que volar alto.

Así que el combustible que se habría requerido para que el MH 370 llegara al supuesto sitio de accidente, a unos 2,400 kilómetros al oeste de Perth, Australia, significa que el avión no ascendió ni descendió mucho luego de que se desviara de su ruta original hacia Beijing mientras aún estaba a más o menos una hora al norte de Kuala Lumpur.

Entonces, si hubo alguna lucha por controlar el vuelo —ya sea por un problema mecánico o por un secuestrador— no habría durado mucho ni involucrado desviaciones a gran altitud.

Esto significa que es difícil, aunque no imposible, explicar que la desaparición fue el resultado de una falla mecánica o eléctrica. En un escenario como ese, como lo he dicho desde el principio del misterio, se requeriría una especie de bala mágica mecánica, un acontecimiento que habría inutilizado el transpondedor y la radio ACARS (Sistema de Comunicación y Reporte Automático, por sus siglas en inglés), así como los radios de comunicaciones de voz. ¿Por qué otra razón no habrían comunicado la emergencia?

Entonces, hay que aceptar que tal cadena de fallas podría permitir que la tripulación —o un intruso hábil— pudiera guiar el avión por el cielo durante un periodo prolongado y finalmente lo dirigiera hacia el sur, en dirección opuesta al destino original del avión.

Recordemos también que el avión habría tenido que mantener una altitud suficiente como para permitirle llegar al sur del Océano Índico. Todo esto debe haber permitido que el 777 estuviera en condiciones de volar por unas seis horas más antes de estrellarse.

Una falla en el sistema de presurización podría explicar el escenario, pero solo si los pilotos hubieran manejado completamente mal su respuesta a la emergencia. Los sistemas de oxígeno de emergencia y de respaldo del 777 están tan inteligentemente diseñados como el resto de los sistemas redundantes del jet.

También es difícil, si no es que imposible, explicar que el avión haya virado si la tripulación estaba inconsciente durante ese lapso. ¿Estaban tratando desesperadamente de encontrar un aeropuerto antes de que el tiempo se agotara? Si así hubiera sido, habrían hecho dos cosas que no hicieron: habrían comunicado la emergencia y habrían descendido. No ocurrió ninguna de esas cosas.

Aunque es horrible imaginarlo, un secuestro fallido o un apoderamiento frustrado por parte del piloto siguen siendo los escenarios más probables.

Hasta que los buscadores hayan localizado y recuperado los restos, como todos esperamos desesperadamente que ocurra, tendremos las primeras pistas buenas para entender lo que pudo haber ocurrido en el vuelo 370 de Malaysia Airlines.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Robert Goyer

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