25 de noviembre de 2013

Un giro mágico en tu agua

agua portada

El 70% de tu cuerpo es agua. Parece lógico que si cuidas el agua que bebes y te esmeras en cómo la bebes estarás mejorando, activando, limpiando, potenciando ese 70% de tu organismo. Que así ganas salud también parece fuera de toda duda.

Ahora vamos a contarte cómo conseguir esta puesta a punto líquida. Es tremendamente fácil e igual de efectiva.

El agua es poderosa en su compleja sencillez.

Viajamos por ella con la alegría de los remolinos de un río.



El 85% de los tejidos del cerebro es agua. El 73% de nuestro hígado es agua. El 80% de nuestra sangre es agua. Antonio Lozano Domenech, desde Nayadel (www.nayadel.com), abre la puerta al conocimiento y la sabiduría del agua. Todos, asegura, cumplimos la proporción de la ‘Geometría Sagrada’, como lo

hacen las catedrales, nuestro corazón y nuestras células (que, por cierto, también son agua en un 75% de su composición). Esa ‘Geometría Sagrada’ también está en el agua y la experimentó el japonés Masaru EMOTO. Quizá conozcas sus fotografías microscópicas de la transformación geométrica que el agua experimenta cuando le aplicamos AMOR… o cuando la energizamos con su contrario:



Somos AMOR. Somos geometría perfecta. Nuestro cuerpo es una máquina sagrada de alta gama. Es lógico que la vibración líquida armónica y positiva sea la adecuada. “Aseguraos que el agua que bebéis sea AGUA HEXAGONAL“, indica Domenech. Agua ‘amorosa’ a la que debe añadirse un segundo elemento: AGUA VIVA.

“El movimiento del Universo es un movimiento de implosión, de fuera hacia dentro. Si queréis beber agua viva, tenéis que moverla en vórtice”. Así es como se mueve de forma natural en las orillas de los ríos. ¿Te has fijado?

¿Y quiénes movían el agua ‘en vórtice’? Los ‘antiguos’. Esa sabiduría que, con tan poca sabiduría, dejamos ir como agua entre las manos. Los botijos, cántaros y ánforas no fueron fabricados así, en ese material cerámico acogedor y noble, por casualidad. Tampoco con esas proporciones y forma.

Los barcos y animales que los transportaban propiciaban que el agua de su interior se moviese así, en vórtice perfecto por razón de su forma oval. Las culturas antiguas tenían muy en cuenta que el agua debía beberse VIVA.

Reproducían, ni más ni menos, el movimiento natural del Universo.



Por tanto, no sólo agua sin bacterias. No sólo agua limpia. También agua estructurada que bebamos en recipientes de material adecuado (madera, acero inoxidable, cerámica… nunca derivados del petróleo) y formas ovoides. ¿Cómo conseguir esto en nuestras casas? Hay ciudades como Los Ángeles donde ya se vende agua ‘estructurada’ en establecimientos ‘bio’. Y son muchas las empresas que, en internet, ofrecen estructuradores para instalar en domicilios o empresas.

En todo caso, tú puedes estructurar y vitalizar el agua que sale del grifo o bebes habitualmente. Tan sencillo como esto. Seguimos el consejo de Antonio Lozano Domenech:

“Mueve en vórtice el agua antes de tomarla y hazlo con un objeto de madera. Que tu mente esté en paz, en pensamiento cero, y en espíritu calmo. El agua es absolutamente sensible; por tanto, cuando estés tratando con el agua, toma conciencia que estás tratando con el elemento más sensible del planeta. No hay nada más sofisticado y sencillo que el agua”

Tan fácil como que, si imprimes paz al agua, paz beberás. Si imprimes AMOR, amor beberás. Si imprimes felicidad, felicidad beberás y limpiará felizmente el 70% de tu cuerpo.

Por cierto: así es el ‘cristal’ del agua de un santuario de tradición milagrosa: el Santuario de Lourdes. Agua, como verás, hermosa y armónicamente estructurada. Como poco, agua positiva.



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