19 de septiembre de 2013

LOS CONFLICTOS PACÍFICOS – Emilio Fiel


Nunca las situaciones conflictivas encuentran solución dialogada y mental, salvo que alguno de los dos contendientes sea capaz de ver las cosas globalmente, elevando su frecuencia con una visión más amplia que englobe a las dos partes en conflicto. De otra manera, se trata de un problema de enfrentamientos energéticos o de colisiones emocionales, y en ambos casos el pensamiento tiene poco que hacer.
Por eso los problemas no se resuelven nunca dejando trastornos pendientes que acabarán creando nuevas batallas durante generaciones, pero pueden llegar a disolverse, cuando nos apoyamos en un nivel más profundo de conciencia.
Primero transformar nuestras creencias, cambiar nuestros hábitos destructivos y
modificar nuestras necesidades para depender menos del exterior. El concepto clave se designa como armonía resonante y cuando conectamos con ella, nos enlazamos con todos aquellos que vibran en la verdadera conciencia unificada del planeta. Este es el camino que hará desaparecer la posibilidad de nuevas guerras entre los seres humanos.
La única manera de utilizar las emociones para producir transformaciones importantes a nivel psíquico e incluso genético es sentirlas intensamente y expresarlas. Luego, en un acto de conciencia que se realiza en el chakra del corazón, transmutaremos estas energías densas y bajas en otras de frecuencia más elevada. Este acto  debe realizarse en vivo en medio de la batalla, mientras recapitulamos viejos asuntos emocionales de nuestra vida. Lo increíble es que el proceso produce cambios en el ADN, e incluso ayuda en el proceso de ascensión física.
Cuando estén inmersos en un conflicto, pidan ayuda de la parte más elevada de su ser, guías y ángeles, para que les muestren la lección que tienen que aprender, momento a momento, de cada una de las personas con la que surgen problemas. También hay que conocer el contrato que hicimos con estas almas para aprender determinada lección. Suelen ser contratos múltiples con varias personas, pero una vez solventada la cuestión pendiente todos quedan liberados al mismo tiempo. Cuánto más antiguo es el problema pendiente y más vidas llevamos posponiendo su resolución, más contratos están implicados en ello (tanto por nuestra parte como por la de ellos).
Así llegaremos a comprender el papel que juegan los demás cuando nos incordian repetitivamente y el regalo que otorga la resolución del asunto emocional pendiente. Al comprender, aunque sea después de varios intentos, la ira se agota y surge la compasión por el otro, el reconocimiento de las ayudas que recibimos y el sentimiento de cercanía y de cariño hacia la otra persona. Ya no nos altera la situación. La atención ha de estar cerca del timo y es ahí donde se eliminan las emociones negativas y los desechos tóxicos a nivel sutil. Todos nos ayudamos mutuamente y aceptamos a cada uno como es.
Emilio Fiel

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