28 de agosto de 2013

Tecnología contextual: el cambio de paradigma antes de 10 años

Con el objetivo de dar más opciones a los usuarios, la tecnología contextual tomará las variables de nuestra vida y nos entregará información relevante. O esa es la promesa.
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Nuestro cerebro es la máquina más avanzada conocida hasta ahora: puede convertir grandes cantidades de información en respuestas personalizadas y adecuadas a cada situación que se nos presente. ¿Qué pasaría si en vez de nuestro cerebro, nuestras computadoras comenzaran a echarnos una mano en la ardua tarea de ordenar la realidad?
En otras palabras, ¿quién necesita cinco sentidos cuando podemos tener seis, diez o mil, todos sincronizados y conectados, naturalmente a Facebook?
La vida moderna exige un alto grado de conectividad: la información, su transmisión y
recepción, han sustituido al menos en parte el valor de la información misma. Gadgets que prometen mejores maneras de comunicar, pero la gente se encuentra con cada vez menos cosas que comunicar.
La última tendencia se encuentra en la computación contextual, que combina hardware, software, redes de contactos y servicios para diseñar una interfaz de mundo a la medida de las necesidades del usuario. Los móviles son relevantes porque pueden acompañarnos a cualquier parte, pero el siguiente paso es hacer que estos dispositivos tomen decisiones por nosotros, o nos compartan información relevante del entorno.
A las revoluciones computacionales de las interfases gráficas, primero, y luego del auge del Internet, seguirá una virtual borradura de la frontera entre vida real y virtual. Para los pioneros de Jump, la tecnología contextual depende de cuatro factores: social, interés, comportamiento y personal. Ellos mismos son conscientes de los peligros: un uso demasiado social de la tecnología te hace parecer parte de una empresa de ventas, anunciándoles cada cosa que compras en cada lugar al que entras; el interés puede tornar tus pasiones en campañas de marketing; el comportamiento (a dónde vas, qué haces) terminará haciéndote presa fácil de personas con malas intenciones, y el personal hará que parezca que las computadoras te leen la mente.
La paranoia no es nuestra, son ellos quienes lo dicen. Jump, sin embargo, cree que a través de estas cuatro variables (y su correcta adecuación a las prácticas del usuario) pueden hacer que la vida sea más fácil y divertida.
¿Qué hace la tecnología digital por nosotros? Ponernos en contacto con lo que nos interesa. Genius de iTunes nos sugiere música, Goodreads.com nos sugiere libros, el algoritmo de Google sugiere publicidad personalizada y “relevante” para el usuario y Twitter sugiere a quién seguir. Pero la tecnología contextual irá más allá: la computadora de nuestro refrigerador hará nuestra lista de compras por ella misma, o incluso solicitará a las tiendas que reabastezcan nuestra despensa con cargo a nuestra tarjeta de crédito.
A decir de Pete Mortensen, estratega y líder de Jump, la tecnología contextual será el paradigma dominante en la tecnología durante la próxima década. La idea no es quitarle el control al usuario, sino darle opciones. El cambio de paradigma no indica solamente gadgets o aparatos nuevos: implica “wearable intelligence”, tecnología prêt-à-porter, lista para usarse. Habrán, como siempre, los que se adapten al cambio y los que sean superados por el nuevo paradigma. Y habrán, qué duda cabe, alguna especie nueva de hackers que logre mantener una partícula humana (es decir, de incertidumbre y decisión personal) en el universo hipertecnologizado.

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