31 de julio de 2013

"El hombre vive en el espacio de la acción o de la reacción creyendo que está presente. Sin embargo habita un instante antes o uno después del presente real. Al perder la noción del tiempo único debió elaborar un presente ficticio".


El ahora
Deberíamos pertenecer de manera consciente a un tiempo único.
Sin embargo somos, dentro del  presente, pasado y futuro, seres conformados por hechos que han sucedido, que nos enmarcan en un contexto heredado, no elegido, y que por ser parte del pasado,nos otorga un futuro inamovible.
Pertenecemos así a un presente en el que poco podemos hacer, dado que este aspecto del tiempo que se nos presenta, dentro del tiempo tripartito, sólo nos sirve como una sección-receptáculo, en la que actos pasados confluyen, produciendo respuestas o efectos que materializan esa porción que denominamos futuro.
No podemos hablar de un presente real. Por lo tanto, de un espacio temporal en el que es posible obrar. Dado que este lugar en el que parecemos decidir acciones, sólo es un enlace entre la causa (pasado) y el efecto(futuro). Por lo que apenas podremos "re-accionar" a manera de conductor eléctrico.
En este caso el presente es la "conexión" entre dos aspectos: uno definido(pasado/causa)
y otro a definir (futuro/efecto)  
El problema radica en que desconocemos el valor de esa conexión. El pecado o la conciencia de sí nos situó en la acción (pasado) o en la reacción (futuro) pero nos desconectó del vínculo que las une y que a la vez las desintegra.
Cuál es la respuesta a la pregunta: 
¿Qué es lo que ocurre cuando nada ocurre?
El hombre vive en el espacio de la acción o de la reacción creyendo que está presente. Sin embargo habita un instante antes o uno después del presente real. Al perder la noción del tiempo único debió elaborar un presente ficticio. 
El espacio infinito que conecta a ambas (acción-reacción) es el verdadero presente, del que surgen y se generan todas las cosas. Y en  el que todo conocimiento es definitivo, atemporal y a-causal.
Si nací en la campiña, en un hogar de pastores, el efecto que esa condición producirá en mí será determinante, y sólo podrá ser modificado en un presente en el que mi voluntad esté conexa al tiempo único. Lo que me dará la energía necesaria para realizar aquellos actos que dobleguen la poderosa fuerza que determinará en el tiempo fragmentado, mi inminente e inevitable futuro de pastor.
Pero si conozco, o mejor dicho, si soy el “enlace” entre causa (origen) y efecto (ser pastor) y dejo de ser "la causa o el efecto"  puedo, a través de la "voluntad real" que sólo existe en el tiempo único, penetrar en esa sección y conocer “la verdad”, o sea el presente real, mediante el cual podré obrar sobre mi verdadero propósito existencial. 
Dejando de cumplir con el destino de una causa generada contra mi voluntad, heredada. O cumpliendo con un fin no propio, con una especie de mandato generacional o familiar, como un gato cumple con el inmodificable propósito de perseguir la huida del ratón.
Perseguimos, como el gato, mediante conductas estereotipadas, fines comunes, mediante acciones comunes, mereciéndonos vidas mediocres, que nos otorgan la tranquilidad de vivir y morir como todos.
Sólo se acercan a los muros de la Ciudad De Dios, los que investigan la porción del tiempo que une la causa al efecto. Esos seres que relativizan los efectos y que ignoran sus causas, porque que se atreven a penetrar en aquel lugar en donde nada ocurre. Dado que sospechan que es allí en donde reside la verdad.
Sabemos que conocer al tiempo único será como una especie de muerte, pero sin perder la vida. 
Siendo un cielo sin nubes, sobre la maravillosa Ciudad de Dios.
AXSER

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